Cuando una persona nace se espera que se comporte de una determinada manera previamente aprobada por la sociedad. Estas expectativas y normas en cuanto al comportamiento están basadas en:
- Género socialmente identificado.
- Lo que la sociedad considera acertado o un error.
- Expectativa cultural, o las variaciones existentes entre países y/o culturas.
La presión social influye enormemente en el grado en que conformamos nuestros propios estereotipos.
Las categorizaciones, en lo que a roles de género se refiere, nos ayudan a crear nuestra identidad en la sociedad; es un grave problema cuando las personas son víctimas de lo negativo que supone la cultura de la estereotipación a causa del género.
Los roles de género en el lugar de trabajo son diferentes para ambos sexos, pero es de esperar que con la concienciación que poco a poco se va apoderando de la sociedad -aunque sea de manera reticente- estas diferencias disminuyan con el tiempo y el progreso, y es que aunque la brecha entre géneros está disminuyendo en la esperanza de alcanzar la igualdad
muchos hombres y mujeres todavía se enfrentan a la discriminación debido
a los estereotipos que les impiden tener éxito en la vida.
Es nuestro deber educar a la juventud de hoy y contribuir a un mejor mañana.
Pese a afectar a hombres y mujeres, como ya se ha comentado, los estereotipos son especialmente duros con las mujeres, a las que -por ejemplo- se les cierran muchas puertas en el mundo profesional por presuponer que a ciertas edades van a ser madres y se les pagan salarios más bajos por el mismo trabajo que a un hombre, además de ser el target principal de los contratos de media jornada por aquello de que tienen otras obligaciones en casa.
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