El
papel otorgado a las mujeres en la publicidad y en muchos medios y producciones es
totalmente denigrante, hipersexualizado, vejado, pasivo, estereotipado,
sumiso y cosificado; tan sólo cuentan con una mujer que es joven, delgada, guapa y frágil,
apareciendo siempre como objeto de deseo del hombre, es poco más que un cuerpo, no se ofrece una imagen de la mujer en la
que se reconozca una forma valiosa de ser y estar en el mundo.
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